Don Bosco tenía una gran devoción al Sagrado Corazón: "Aquí se adquiere el verdadero ardor - dijo - me refiero al amor de Dios, y no es para uno mismo, sino para ser compartirla haciendo partícipes a otras almas." Tal devoción se explícita en su insistencia de la confesión y comunión frecuente y la participación en la Misa diaria, pilares que deben soportar el edificio educativo y animar en la práctica del sistema preventivo.
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